DISCURSOS

DISCURSO A UNA MAESTRA


Rendimos un sentido homenaje a nuestra querida y estimada profesora:


Respetados estudiantes y profesores, el día de hoy estamos reunimos en una de las celebraciones más valiosas de la vida: el reconocimiento a una labor cumplida con excelencia.

Hoy no se llevará a cabo en este auditorio una despedida; hoy, expresamos la admiración y gratitud por aquel gran amor que nos mostró en la difícil y honorable misión de enseñar; hoy, los que estamos presentes hacemos un compromiso: preservar el legado de nuestra querida maestra, un legado que trasciende la ultranza por servir a un sueño, a un sentimiento y así, como el poema que perdura en la existencia, ella nos mostró desde la cotidianidad una labor hecha con el alma.

En nuestros corazones han quedado los momentos vividos: desde las horas en que las experiencias y los números se amalgamaban en procura de una enseñanza integra, como aquel compañerismo de la lucha universitaria y el progreso de nuestra sociedad, o las palabras de aliento y franqueza, o la cordialidad de atender nuestras dudas y la fuerza que nos contagia a movernos por una meta… querida profesora, sabemos usted y nosotros como el salón de clases es un ambiente en el cual los múltiples pensamientos, la racionalidad y el estrés junto a la curva constante de triunfos e intentos, nos otorga la garantía de conocernos, aunque sea un poco, porque compartir el conocimiento ha acercado nuestras conciencias.

Para nosotros ha sido una noticia difícil, aceptar su alejamiento de las aulas, nunca lo esperamos, sin embargo a pesar de las circunstancias, nos sigue enseñando una teoría que dice: los lugares lo hacen las personas; es tan cierta y aunque parezca difícil combatir contra el tiempo que lo marchita todo, nuestra tarea es enaltecer nuestra Institución, así que la memoria colectiva albergará aquellos reflejos matutinos de una mujer que carga la sabiduría y la ética entre sus múltiples quehaceres, que en la simpleza de una caminata por el pasillo integra y resuelve desafíos mientras posa en sus guantes de colores una taza de café, y su aroma nos antoja a charlar con la confianza de la amistad.

Nuestra muy querida profesora, hemos pensado en aquella incógnita que busca la manera de llamar a la persona con quien se ha compartido las mañanas, tardes, noches y madrugadas, quién solo se ausenta durante los breves descansos de la vida profesional, que camina con nosotros en el aprendizaje y construcción de bases intelectuales y sus ideas inspiran respeto e identidad… ¿cómo llamar a esa persona? Con la misma deducción ágil y práctica que nos enseñó, contestaremos que aquellas virtudes representadas en sumercé, le otorgan el nombre de: maestra
… y, esa distinción abarca a la amiga, consejera, y ejemplo de vida.

Esa valentía, osadía y autonomía de tomar un marcador y ver desentrañar los misterios de la ciencia primera, el orgullo de haber influido en cientos de hombres y mujeres; ese arrojo personal, es el que nos ha permitido disfrutar de la esencia de nuestra carrera.

Querida maestra:
Gracias porque descubrimos que las probabilidades de triunfar van a estar condicionadas por muchas variables, pero sobre todo por la persistencia y la disciplina.

Gracias por mostrarnos que todos los problemas tienen solución por más complicado que resulte encontrarla.

Gracias por cada mañana, por su infinita paciencia, por la ternura de sus instrucciones.

Gracias por enseñarnos que los números hacen parte de nuestra realidad y que no solo sirven para expresar cantidades sino que también puede acercarnos a la solidaridad, a la diversión, a las personas.

Hoy pedimos humildemente a Dios que la colme a usted y su familia de muchas bendiciones, que el Universo siga siendo su aliado en los nuevos retos, la buena fortuna es lo que le depara en esta próxima aventura; la generosidad en la nueva travesía será mucha, como dijo otro gran maestro: la mejor forma de recibir, es dar sin esperar y, somos testigos que nos ha entregado gran parte de su tiempo, que Dios guarde su creatividad y voluntad. Tiempo es lo que nos regala la vida para alcanzar lo olvidado y comenzar de nuevo, porque en este viaje querida maestra usted ha decidido un prometedor rumbo, en el que no está sola, nosotros sus hijitos e hijitas ya andamos junto a usted.

Finalizó con una frase de Rimbaud, parecida a la de los talleres: solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres y mujeres.

Gracias Maestra!




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